Érase una vez un informático cuyo sistema operativo era «Paradoja 1.0» que colgaba carteles hechos a mano anunciando sus servicios. Érase una vez un informático desconocedor de las reglas de la propiedad intelectual. Érase que se era, un chaval con buenas intenciones y ganas de ganarse la vida. Esperemos que su trabajo no sea reflejo de cómo lo anuncia.
