Que el ser humano tiene la puta costumbre de permitirse a si mismo lo que prohibe a otros es cosa harto sabida. De ahí que el acervo popular haya creado el dicho «haz lo que digo, no lo que hago». Muestras podemos encontrar todos los días en los periódicos por ejemplo cuando los capitostes de las multinacionales se reparten sueldos millonarios mientras que hacen apreturas cinturoniles en sus miles de empleados. O cuando los curas en ejercicio del mandato divino de que son portadores (dicen) predican castidad mientras le tocan el culo al monaguillo, como también es harto sabido por maś que se empeñen en intentar ocultarlo. Al grano, Acechor, que te desvías 😉
La foto que ilustra este comentario está tomada en las inmediaciones del Teide, en pleno parque natural del mismo nombre, en Tenerife. La foto, es antigua, tiene unos diez años, de modo que igual han cambiado las cosas (no creo, este país sólo cambia de canal en la tv). La desfachatez de «la empresa» como se denomina a sí misma, es de tal calibre que clama. Pero bueno, todos sabemos que el detenta el poder hace las normas y sanseacabó cayó en viernes.