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Cardar la lana y llevar la fama

El castizo y castellano refrán de «unos cardan la lana y otros llevan la fama» no se cumple en este caso. En Valladolid, Valladolor le llamamos algunos que sufrimos a los VaToVi (de  Valladolid de toda la vida), pasan cosas como esta: los vecinos de un portal deciden reformar la fachada para aislarla, impermeabilizarla y pintarla. ¿Y de qué colores se les ocurre pintarla de entre los innúmeros que en el espectro son? Rojo y gualda. ¿Y con que combinación de entre las innúmeras que la imaginación ofrece? La de la bandera española. En vertical, eso sí. Gallinato no hay, mire ud., vamos mejorando.

Nótese que he colocado la bandera a la derecha, como mandan los cánones.

El estado de la cosa

Parece que ahora que han pasado las elecciones ya no hace falta seguir con la mentira del triunfalismo económico, máxime cuando estamos:

  • Amenazados de multa por la Comunidad Europea por exceso de déficit (a pesar de los recortes)
  • Solicitados también por la Comunidad Europea la devolución de ayudas a ciertas empresas
  • Buscando el suelo del fondo de pensiones
  • Enfangados en la precariedad laboral y los sueldos miserables

Hay un viejo chascarrillo que describe las capacidades deductivas de la guardia civil mediante «Hay colillas, aquí han fumao» y que podemos aplicar al estado de la cosa socio-económica. He encontrado en una chatarrería de Valladolid las fotos que acompaño. Foto general y detalle por si no ha quedado claro. Y explicación verbal: cómo estará la cosa que hasta la chatarra hay que atarla con cadenas y candados. Lo tremendo de todo es que la calle donde se encuentra el susodicho negocio se llama «Porvenir». Esperemos un porvernir un poco distinto, más nos vale.

¡Hala Mariano, que tú puedes con esto y con menos!

La nueva España

No se trata de lo que en tiempos de la así llamada «conquista» de América fue denominado la nueva España. Se trata de la visión que en-estos-dias-tan-señalados (aniversario del golpe de estado de 1936) tengo de lo que fue el país en los casi 40 años de dictadura. Bueno y de la visión que, a día de hoy el país continúa a ser, una gran decadencia adornada con banderitas.

Una de las fotos está hecha en Medina de Rioseco (Valladolid), en la calle Román Martín, y la otra, la foto de la nueva España, en San Fernando (Cádiz). Nótese que el pibe lleva el DNI de la mano (usad el botón derecho para aumentar la foto. Bien cierto es que cualquiera (o cualquiese) de las dos se podrían tomar en miles de sitios de la geografía Ñá (véase esta entrada para la explicación de Ñá).

Una de pintadas

En la calle Román Martín de Medina de Rioseco (Valladolid) se pueden encontrar los restos de una ciudad que vivió tiempos mejores. La dicha calle es un homenaje a la decadencia, no exenta de belleza de la conocida como la ciudad de los almirantes, Si el lector del blog acertase a pasar por allá, en lugar cercano a la plaza mayor encontará, aún hoy, el lugar con las fotos que les adjunto y que, en un futuro cercano, no parece que vayan a estar erradas.

Una de paranoias

Es cierto que estamos controlados digitalmente. Lo sabemos ahora que Snowden y otros valientes han arriesgado sus vidas para contarnos la desfachatez de los estados a la hora de mantener a sus ciudadanos en el redil. Y más en días como el de hoy, en que un atentado sirve de justificación a cualquier acto de atropello a las libertades en nombre de la «seguridad». Hasta aquí la parte seria del comentario. O la que no es fácil tomar por el pito de un sereno.

Bajo estas premisas, archiconocidas y ya casi en el olvido, un vecino de Valladolid, concretamente de la calle Industrias, ha estado unos días desplegando unos panfletos hechos a mano, por los parabrisas de algunos coches de la zona. De casualidad me topé con un par de ellos (cada panfleto tenía dos papeles). Lo que es oír campanadas y no saber dónde. Manda güevos, y lo que es peor, no informarse. El caso es que el paisano tiene un batiburrillo mental tipo salpicón, en el que se mezclan sin ton ni son una serie de datos que el piensa reales. La lectura no tiene desperdicio, de verdad, gasten unos minutos de su tiempo en leerlos.

La tontería (by El Acechor)

¡La cantidad de memos que campan por este santo país de anglo-ignorantes e anglo-fascinados! Me llama la atención ver los innúmeros negocios que hacen de los anglicismos la bandera de muestra. Y lo peor es que nadie, nadie, nadie, porcentualmente hablando, es capaz de mantener una simplísima conversación en el idioma que tanto admiran. Es el esnobismo reinante tal que, hasta un bareto de pueblo, cree más «chic» poner en sus carteles algún anglicismo. Muestras podría poner de aquí al (cercano) fin del mundo, pero me bastará con algún botón. El que más abajo ilustra el comentario está hecho en Zaratán (Valladolid) si no recuerdo mal, y es sangrante que tan sólo con el «by» crean que le dan prestigio a su negocio de hostelería. Vamos un bar de pueblo no mejora con una preposición, por mucho que esta fuese en su día usada por Shakespeare.

Cosas del ayer

Ahora que la crisis arrecia las gentes buscan y rebuscan en los trasteros cosas que convertir en manduca. O en calorías. O en impuestos. Y vean lo que sale de las casas en dirección a las revistas de anuncios. Esta captura de pantalla la hice ya tiempo atrás y puede que se trate de algún vallisoletano avezado (de allí decía ser el anuncio) supiese con anticipación que el alcalde de dicha ciudad iba a ser obligado a cambiar nombres de lugares que mantenían un pestilente tufo a la dictadura.