Cambia la tecnología pero la sociedad sigue igual. La evolución es, a menudo, si no inexistente de una mudanza casi geológica (véase el caso del derecho romano). O este otro más de andar por casa, por el pueblo. La pena es que no me acuerdo del lugar donde pillé esta perlita en la que hay una pintada en la iglesia prohibiendo los juegos y atar caballerías a la verja. Al lado, clavada en el pobre plátano una señal de prohibido aparcar caballerías modernas motos. Ya no se dice nada de los juegos, claro, los niños de ahora solo juegan virtualmente en sus telefoninos, la nueva religión que nos subyuga.
