A cascoporro

Gilipollas a cascoporro. El título de la entrada de hoy no puede ser más castizo para compensar esa moda, costumbre o manía que nos ha entrado en este puto país de poner los nombres en inglés. Por mucho inglés que se use un peluquero será un peluquero, un bar será un bar, un panadero un panadero y un carnicero un carnicero. Así, sin boberías ni pretensiones. Hará un par de meses paseando por el barrio de Salamanca (del Marqués), concretamente en la calle Castelló, hice esta serie de fotos que ilustran la capacidad de concentración de mimetismo que hay en esa ciudad. No habrá ni cincuenta metros entre la primera y la última. Vean, vean..

Curiosamente se salva la última, la más exótica, la japonesa que pone el nombre en castellano. Paradojas del «naming». Igual ahora que el dólar empieza su descenso al averno se deciden a cambiar los carteles y ponerlos en chino o en árabe, que es donde hay pasta de la buena.