Ejemplo ilustrativo de la falta de inversión en los negocios hoteleros de este país. Se trata de una foto tomada en un hostal de Moguer no hace muchos días. El resto de la habitación era igual, desde los carteles hasta la cerradura de la puerta, pasando por las mantas y el armario. La nota de «lujo» era un aire acondicionado que, ese sí, funcionaba a 220 voltios. No se habían olvidado, todo hay que decirlo, de poner los precios actualizados y cobrar por semejante cutrería 35 machacantes. A ver cuando se pone en marcha una campaña de control de calidades y precios en el sector hotelero donde es vergonzoso que se pueda pagar casi los mismo por un hotel de última generación que por una pensión miserable. Se me podrá alegar que estamos en un mercado libre y bla bla bla, pero creo que lo menos que podemos hacer por los turistas es ofrecerles a primer golpe de vista una información veraz de lo que van a obtener por el precio que pagan sin tener que pasar la mitad del tiempo de sus vacaciones visitando monstruosidades para poder conseguir algo razonable a precio decente. En fin, luego se quejarán de la gente que pone a parir a estos empresarios modélicos que invirtieron en 1960 para montar el negocio y todavía no lo han renovado.