Antes de irme de caza de nuevas estupideces a otras partes de la geografía hispánica les dejo una italianada, una de esas chapuzas que tanto me gustan. Está hecha la foto en Palermo de camino a Monreale. Vean el nivel de cutrería que se puede alcanzar en la confección de un cartel de negocio. Ni pensar en lo que hará el relojero con las máquinas que lleguen a sus manos.