Para que luego digan que los portugueses no saben hacerse los «zuecos», les presento esta lusiada (que no es de Camões) que fotografié en el vecino país no hace mucho tiempo. Estaba expuesta en un escaparate de no-me-acuerdo qué comercio. Hay que reconocer que el trabajo es fino.
Se trata de una botita de goma hecha con neumáticos (rebajados en parte, suponemos) con unos trozos de alambre y hasta el detalle de la tira de cierre con su herraje y los agujeros con ojete, oiga. Todo un lujo de trabajo que todos podemos ponernos a realizar evitando, eso sí, las grapas que se oxidan, que dan mala prestancia y riesgo de infección.
Es de imaginar que la tosquedad del material interior no permita llevarlo con medias de seda o calcetín ejecutivo. Ni a pie descalzo. Más bien habría que ponerse unos calcetines gordos que, de paso, absorbiesen la transpiración. O incluso otros zapatos debajo y usarlos tipo almadreñas (madreñas, zuecos…).
Queda para otro rato hacer el pie izquierdo porque tal y como se encontraba en el escaparate sólo una pequeña parte de la población podría hacer uso del rudo y gomoso invento.
