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Picarescas 2.0

Ya en el siglo de oro la picaresca campaba a sus anchas, como nos relataron Cervantes, Quevedo, Mateo Alemán, El lazarillo, etc. Pero es que en esta piel de toro los tiempos pocas veces han sido, para el pueblo llano, de jamón y cochazos. Lo normal es la crisis, esa que se ha enquistado en nuestra piel y que hace ricachos de primera y ciudadanos de tercera. Éstos son los que necesitan de la picaresca.

Pero vean ustedes que en los tiempos que corren no vale (no sólo, al menos) la picaresca clásica. No, amiguetes, no. Hay que saber además de bernardinas, palabras extranjeras (véanse enlaces, la risa del 2º lo merece). Y este señor de la andaluza pensión Menganito (es un decir, no me acuerdo nombre ni sitio) supo que aquello de aparecer en la Guía del trotramundos dá mucho caché, trae visitantes y demás. De hecho la propia guía enviaría una publicidad en la que adjuntaba una muestra (specimen en inglés) de la que obtendría el establecimiento caso de aparecer en la susodicha guía. Menganito vio abiertos los cielos de su balance contable, pero no quiso pasar por caja, esperar o trabajar la clientela para conseguir la citada chapa. No hay problema: me la imprimo, la plastifico y la planto en la puerta de la pensión, que seguro que el mochilero de turno ni se fija. Pero pasó «El acechor», señor Menganito, le hizo la foto, la plasmó en el «Estupidiario».

La guinda habría sido que me acordase de dónde la hice. En fin, no se puede tener todo.

Resulta que indagando he encontrado otra foto en la que se ve el nombre y tirando del hilo llegué a la madeja. Se trata de la pensión Villanueva de Tarifa (Cádiz). Vean en la foto completa que la propiedad hizo eso al menos en 2012, 2013 y 2014. Pasaré dentro de unos días a ver si al menos ha imprimido y plastificaco el de 2015 y/o el de el año en curso.

¡La televisión es nutritiva!

Vean los pollos felices de esta tienda de Fregenal de la sierra (Badajoz) cómo se lo pasan viendo su futuro por una televisión nutritiva como aquella que el Aviador DRO y sus obreros especializados nos regalaban en 1982. Así somos los humanos, el morbazo de ver a nuestros congéneres descabezados, destripados, asados y en programas en vivo y en directo, de rabiosa actualidad, oseasé esa telebasuras llamada «reality show» con que las cadenas envenenan, perdón, alimentan a sus teleimbéciles, perdón, teleespectadores.

Ideas peregrinas

Vean el paisano trasmontano de Mirandela (Portugal) que tuvo la maravillosa idea de poner una palmerita delante de la puerta. Esa que le iba a recordar las tierras fantásticas en las que hizo la platita para volver a la paupérrima patria, construirse una mansión estilo colonial con palmeritas y todo. Y la palmera creció, y creció, y creció… taponando la entrada, dejando la puerta prácticamente inútil. No sería mucho problema si hubiese más puertas en la propiedad… pero no las hay. Bueno, al que tuvo la idea le dará igual porque llevará mucho tiempo oliendo flores desde abajo, como dicen los polacos con su fino humor negro. Eso sí, el bisnieto, tataranieto o chozno seguro que se acuerdan de su antepasado a menudo.

¡No me toques las castañuelas! (de la serie «Parecidos razonables»)

Vean la foto tomada en un bar de Salamanca. No revelaré su nombre, pero diré que se encuentra en la Avda. de Portugal. ¿Se trata de una casualidad la colocación de los arcaicos instrumentos musicales? Queda la duda. Igual se lo pregunto a la propiedad aún a riesgo, eso sí, de que me contesten con el título de la entrada de hoy (quizá con la variante cactus)

A fe mía que el gallito portugués parece a punto de ejecutar el dicho y temido movimiento hacia las castañetas…

En la barra de un bar

Visto en la barra de un bar, cuando al camarero se le terminó la botella de Legendario, abrió una nueva quitándole la banderita que dispuso graciosamente en el cuello de una botella de Coca-Cola. No me digan que no es un paradigma de la realidad a escala de bolsillo. Y con varias lecturas, hasta la de Cuba-Libre que los exiliados de Bacardí inventaron tras el triunfo de la revolución. Sí, esa que aún hoy permancece recalcitrante el pie de la superpotencia en su cuello.

Valle ¿maloliente? (de la serie «Nombres poco afortunados»)

Si el viajero que se desplazase por el luso vecion fuera en busca de estupideces con que llenar una página como esta, sin duda encontraría gracioso (como le paso al suscribiente) el nombre de la quinta (propiedad) que toma a su vez el nombre del valle: Meão. Si dicho viajero fuese español, como es el caso, haría una fotografía y comentaría que vaya ocurrencia tuvieron al ponerle el nombre al dicho valle. Porque llamarle valle Meao (o meón por similitud con avião-avión) sería adecuado si fuese un vallecillo estrechuco escondidos en el cual los transeúntes hiciesen sus necesidades mingitorias. No es el caso, puesto que el valle es anchísimo, abiertísimo, y los transeúntes habrían de ser innúmeros para hacer de él un valle más «meao» que otros. A la vista de la fotografía me remito, comparando las letras con las vides de atrás, las dichas letras deben tener como tres metros de altura.

Y si más tarde el dicho viajero se diese al vicio llamado curiosidad y buscase en un diccionario la tal palabra «meão» vería que es equivalente a «medio o mediano, ni grande ni chico» y entonces no tendría gracia la estupidez ni el comentario a la tal foto. Y es que la realidad puede chafar una buena estupidez, amiguetes.

Más señalética imaginativa

Esta foto está hecha (creo recordar) en la costa portuguesa, tipo entre Lisboa y Peniche, probablemente en los alrededores de Azenhas do mar.

No me negarán que la señalita se las trae. Cruenta y realista, pues en esa misma zona (en Cabo de Roca, cerca de Sintra) ocurrió por esas fechas (8/2014/) un accidente en el que se vió implicado un matrimonio polaco y sus dos hijos. Fue noticia de periódico la historia en la que el matrimonio, en su afán por lograr una buena foto, saltaron la protección de seguridad mientras quedaban los niños a cargo de la cámara. Un paso atrás en falso hacia el vacío de 80 o 90 m. dejó a las criaturas huérfanas, abandonadas y en tierra extraña. En el rescate trabajaron hasta 29 personas (barcas, coches, cuerdas, helicóptero…) para poder recuperar los cuerpos.

Un drama que, de haber seguido el sentido común (si es que existe) o las indicaciones no habría ocurrido. Quizá por eso las señales sean tan crudas. Es que son reales como la vida misma y somos tan estúpidos que por una buena foto nos jugamos la vida.

Oído en la calle

En  un barriucho de Salamanca: ay, todavía tenemos que sacar a pasear al «dog»

Minutos más tarde, en un semáforo de una avenida: eso te pasa por tanta análisis, si hicieras como yo que no me hago ninguno, estabas tranquila sin saber lo que te pasaba

Si todavía se preguntan la razón de estas páginas, igual necesitan «unas analísis» o un «dog»

Otra pintada vallisoletana

En la calle Gregorio Fernández de Valladolid encontré esta pintada: ARRASA-CON-LO-QUE-VEAS-Y-GENEROS-O-NO-SEAS

Afortunadamente no toda la gente joven de este país piensa de esa manera, ni siquiera todas las gentes mohínas de Valladolid que se hacen (y nos hacen) la vida imposible.