Este señor, ya difunto, quería pasar por humilde poniendo una losa de mármol en su tumba para que la posteridad toda supiese lo humilde que había sido su humilde vida que terminó siendo enterrado en una humilde catedral. Lo mismo hasta estaba convencido de ello, como nuestros dirigentes de su honestidad, nuestros religiosos de su moral y nuestros empresarios de su solidaridad. Palabras. Sólo palabras, gotas en un mar de tempestades.
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Estampas portuguesas (I)
No se vayan ustedes a creer que sólo en España está la hostelería que da pena. En Faro (Portugal), esta era la llave de una habitación doble de uso individual por la que pagué 25 euros sin desayuno. No tenía baño, sólo un lavabito y un bidé, la ducha era comunitaria. El resto del mobiliario, acorde con el aspecto de la llave.
Estúpido Acechor…
No cumpliría con mi labor si no mencionase, también, las estupideces que uno comete. O al menos algunas, porque afortunadamente todavía hay bares donde ahogar la pena de ser tonto más de cuatro veces en esta vida sin recurrir a agobiar y airear las miserias que los humanos portamos bajo ese impecable traje de hidalguía (en el mejor de los casos). Al tema, Acechor, que te despistas.
El otro día iba a actualizar el sistema operativo de Ubuntu 10.04 a 10.10, manías de estar a la última que tiene este menda de vez en cuando. No funcionó adecuadamente el script o le di al botoncito de seguir adelante sin leer, más bien me inclino por esta, y me tocó reinstalar el Ubuntu desde cero. Eso sí, en unos veinte minutos estaba la cosa hecha sin perder datos de usuario, que es lo que más fastidia. Pero como no me funcionaba bien la resolución del monitor, pues metí la pata y me tocó reinstalar de nuevo hoy. Esta vez se me ocurrió que Gparted haría la conversión de Ext3 a Ext4 de la partición de datos si le decía que la quería en Ext4 y que no me la formatease. Pues, NO. De modo que perdí los datos. Como uno es perro viejo (no sé si más perro o más viejo) hace copias de seguridad cada pocos días y a veces todos los días. Traducido a lenguaje llano, que no perdido prácticamente nada, excepto el tiempo y la energía, ambas debería dedicarlas a despotricar contra nuestro pequeño y prepotente mundo, pero hoy al menos lo pierdo dándome tortas.
Que no sirva de precedente. Eso si, aquellos de ustedes que hagan instalaciones con el script de Ubuntu sepan que NO CONVIERTE particiones él solito, hay que hacerlo con Grub gparted (1) a mano. Queda dicho y escrito para escarmiento mío y advertencia de los que usan estas máquinas del demonio.
(1) Hasta donde conozco, cuando modificas el tipo de sistema de archivos de una partición no es posible conservar los datos que hubiese en dicha partición, ¿no? (Malvado Margarito dixit).
Vitamina M
El límite, aparte de un corto de Miguel A. Refoyo (Refo) es la frontera, el fin, el lugar al que se tiende. Y en cuestión de empaquetados estamos alcanzando el límite de la estupidez en cuestiones de empaquetado. Hace poco unos amigos me contaron que en una boda (qué boda, por cierto) les dieron el chupito de orujo en un paquetito monísimo parecido a los de azúcar, pero que de plástico y conteniendo en su interior el preciado orujo gallego. Yo por mi parte, en reciente visita a Andalucía, pude comprobar que el sabroso desayuno andaluz de pan con tomate y aceite viene servido ahora en muchos sitios en dosis de aceite envueltas en plástico. Si a eso se suma que ya hace tiempo los palillos vienen en su envase individual creo que podemos afirmar sin temor a equivocarnos que se está alcanzando el límite de lo envases estúpidos que terminará, como esto siga así, en envasar cada grano de sal, cada lenteja, cada alcaparra o aceituna en su envase individual de plástico hermético e higiénico. Tan hermético como nuestras mentes, tan higiénico como nuestras ideas.
Dicen que nuestro sistema inmunológico se desarrolla para evitar que los agentes ambientales normales no nos hagan daño, y que por ello no es necesario vivir en atmósferas hiper-limpias puesto que estamos protegidos. Parece también que necesitamos un poco de esa mierda que nos rodea para que la maquinaria se engrase, siga viva y activa. Por ello resulta innecesario llegar a los límites de protección que estamos viendo que, además, pueden resultar contraproducentes puesto que si desde la infancia no se desarrollan las defensas luego no lo hacen adecuadamente. Vamos, que mal que nos pese, se puede enfermar de vivir rodeado de mierda tanto como de vivir en burbujas asépticas. Traducido, que un poco de Vitamina M, no sólo no viene mal si no que es necesaria para la vida. Sin pensar en que el plástico, como substancia artificial, no está incluido dentro de la programación que nuestro sistema inmunológico tiene desarrollado. Bueno, igual con un poco de ingeniería genética, se arregla.
La pena que me dan las generaciones venideras, pobres, que piensan que la leche sale de tretrabrick y ahora también podrán pensar que el aceite sale de las aceitunas (de plástico), que monada, si hasta dan ganas de comérsela no sea que esté rellena de anchoa. La gilipollez llega al punto de que encima se malgasta material porque viene como el doble de la que se usa. Amigos lectores, ¡que sarta de despropósitos!
El cambio cultural
Aunque le pese al Malvado Margarito, algunas cosas cambian a mejor. Prueba de ello es la fotografía que ilustra este artículo. Está tomada hace un tiempo en Aranda de Duero (Burgos) donde viajo de vez en cuando a visitar a la amiga Ana B. Pues en la zona centro encontré esta perla de la publicidad de los años 60, parece, aunque bien podría se incluso posterior. El guardia incitando, ordenando, que el conductor se detenga y se ponga a soplar.
De aquellos tiempos (1972) recuerdo un anuncio en que la Dirección General de Tráfico instaba (ojo, no ordenaba ni nada, recomendaba) que se tomase una copa de menos. El anuncio de la tele tenía una barra de con cuatro o cinco copas de coñac y una mano retiraba o rechazaba la última de ellas, mientras sonaba el eslogan en off «Conductor, siempre una copa de menos». Luego unos listos sacaron un licorcito (morado, creo recordar) que se llamaba MENOS, la picaresca española no tiene límites.
Prometo volver mañana con más cositas que he capturado en las vacaciones.
Ni a golpe de milagro
Cuando la cosa está fea ni la invocación a lo altísimo salva el pellejo del personal.
Vean la fuente de la foto en que el agua no se ve depurada ni por la presencia del saludo a la virgen madre (no es un oxímoron, dicen) hace bueno lo malo ni potable lo imbebible.
Gozad, lectores/as de mis desmanes mentales, puesto que estaré ausente unos días.
Besitos detrás de las orejas.

Por la castellanización de las palabras
Sorpresas se lleva uno de vez en cuando. En Pilas (Sevilla), al borde mismo del parque Doñana, hice el otro día una foto del cartel anunciador en el que se castellaniza el término foie-gras. ¡Olé por las hermanas que regentaban el restaurante! Mucho mejor eso que andar intentando grafías imaginativas y erróneas como tantas veces se pueden leer, por ejemplo, en la palabra sandwich y su plural sandwiches, cuando se puede usar el castizo emparedado.
Nombres afortunados
Víctor y Elzbieta
Bienvenidos queridos lectores al mundo de este español y su pareja polaca (a juzgar por las banderas). No dejen de quedarse estupefactos ante la magna obra escultórica y poética (con auto-iluminación nocturna). Pueden disfrutar de ella yendo a Matalascañas (Huelva). No hace falta poner la dirección porque me imagino que todos los vecinos la conocerán, sobre todo los que viven cerca y sufren los encendidos automáticos de la luz cuando un paisano acierta a pasar por allí. ¡Menuda manera más estúpida de gastar o más bien despilfarrar energía!
¡Cómo está la hostelería en España!
Ejemplo ilustrativo de la falta de inversión en los negocios hoteleros de este país. Se trata de una foto tomada en un hostal de Moguer no hace muchos días. El resto de la habitación era igual, desde los carteles hasta la cerradura de la puerta, pasando por las mantas y el armario. La nota de «lujo» era un aire acondicionado que, ese sí, funcionaba a 220 voltios. No se habían olvidado, todo hay que decirlo, de poner los precios actualizados y cobrar por semejante cutrería 35 machacantes. A ver cuando se pone en marcha una campaña de control de calidades y precios en el sector hotelero donde es vergonzoso que se pueda pagar casi los mismo por un hotel de última generación que por una pensión miserable. Se me podrá alegar que estamos en un mercado libre y bla bla bla, pero creo que lo menos que podemos hacer por los turistas es ofrecerles a primer golpe de vista una información veraz de lo que van a obtener por el precio que pagan sin tener que pasar la mitad del tiempo de sus vacaciones visitando monstruosidades para poder conseguir algo razonable a precio decente. En fin, luego se quejarán de la gente que pone a parir a estos empresarios modélicos que invirtieron en 1960 para montar el negocio y todavía no lo han renovado.