Un oxímoron balear

La foto que hoy traigo a vuesas mercedes se hizo en Ibiza o en Formentera. No tengo muchas ganas de andar indagando, total poco importa. Se trata de una curiosa forma de rentabilizar espacios pequeños colocando máquinas expendedoras. En este caso están las de Coca-Cola y Aquabona, ambas pertenecientes a la mimsa empresa: hay que vender a los que toman azúcar y a los que no. Adorna la parte superior una curiosa metopa publicitaria de Cáritas con el eslógan «Trabajamos por la justicia – We work for justice». Un oxímoron, vamos.

La contradictoria mezcla de multinacional con fama de explotadora (de recursos naturales y de personas) junto a la institución benéfica eclesiástica no deja de llamar la atención. No es normal, convendrán sus señorías, ver pastar juntos a miembros antagónicos de la manada social.

Caben varias explicaciones a la contradicción que forma el conjunto: el espacio es parte de una institución religiosa (quizá la propia Cáritas), el avispado propietario se las ha ingeniado para cobrar de ambas partes o el propietario no se plantea más que llenar huecos (sea como sea).

Chapuza andaluza

Realizada en las sureñas tierras, la foto ilustra la originalidad, la tranquilidad y la habitualidad con que las chapuzas campan a sus anchas a lo largo y ancho de este país (al menos). La cinta aislante blanca que sujeta la letra ha sido puesta en dos trozos, uno de ellos en el centro, el primero sin duda y el otro en el lateral visto que no se fiaba el «pofesional» de que aquel rollo comprado en los «chinos» cuando se llamaban «20 duros» fuese a sujetar el peso de la susodicha letra de cerámica. «Ala, pá que voy a andar a comprar celo si con esto queda bien, total, pá un pueblo». Y tan pancho se quedó.

Hamburguesería poco deseable (de la serie «nombres poco afortunados»)

Bueno, hay que decir que el nombre es poco afortuando en castellano, por eso hice la foto, pero quizá suene bien en polaco, pues fue en ese país donde se ubica la susomostrada hamburguesería. No me acuerdo del pueblo o ciudad donde se hizo, pero aunque me acordase de la pronunciación del nombre es casi cierto que erraría en la grafía. Arriesguemos sin embargo: Cracovia (en castellano) y Krakow (en nativo). Y si alguien conoce la ubicación, pues que le eche una mano a este pobre Acechor.

Burbujas

La foto que hoy les presento, hecha en Salamanca hace ya un tiempo, ilustra con perfección y claridad prístina el mundo cochino en que vivimos. Por una parte la caterva de emprendedores descerebrados anglófilos que abren negocios estúpidos y supérfluos cuyo único valor es un nombre bastante deleznable. La utilización machista, mercantilista y oportunista de la mujer, de su cuerpo y de los vomitivos estereotipos que el mundo de la mode impone y nosotros tragamos como píldora dorada. Y también se ve la quiebra merecida de los mismos arquetipos citados. ¡Ojalá que todos los negocios similares tuviesen similares finales!

El abajo, al fondo, sufriendo las malévolas y perversas bases de la sociedad absurda que vivimos y alimentamos, los olvidados, los apartados, la chusma. Como para no recordar las palabras de Warren Buffett: hay una lucha de clases y de momento la mía va ganando (interpretación libre de las palabras del tipo que mi flaca memoria de Acechor recuerda).

Lo mejor de la foto es quizá el detalle del nombre de la inmobiliaria «Ya tengo casa» justo encima del descastado, del desposeído mendigo que habitaba esa noche al amparo (de agosto) de ese local. Observará también el atento lector que la guinda del pastel es el letrero de color naranja en la parte superior derecha: Radio Intereconomía. En el momento de hacer la foto se me escapó el detalle y quedó cortada.

En fin, a modo de resumen: un asquito, oigan.*

* Advierto que la luna creciente me ha hecho crecer la misantropía hasta lo indecible. Pero puedo prometer y prometo que mañana será otro día y el comentario será menos agrio.

Cambio de aspecto

Después de muchos meses de medio abandono de este medio, encuentro un retal de tiempo en una mañana tonta de domingo para hacer unos leves cambios en este engendro (y haciendo honor al nombre del lugar, queda así demostrado la bobería que supone dedicar una mañana de domingo a esta cosa).

Estos cambios son simples y a demanda del principal mantenedor de este repositorio de chorradas: ¡quitar las letras gordas de la portada!

Supongo que este cambio es uno de los previos al marrón que veo llegar en la distancia…

Señalética avanzada (perogrulladas 2.0)

Como los fines de semana son muy largos (últimamente al menos para mí) les voy a dejar con otro chascarrillo.

Andábamos el Malvado Margarito y un servidor de caza fotográfica en tierras burgalesas, cuando llamó mi atención la señal que hoy les regalo. Se trata nada más y nada menos que de la indicación de dónde se encuentra el CAMPO, así con mayúsculas. Una señal imprescindible para todo urbanita, de modo que no puede haber confusión entre maceta, alcorque, seto, parterre o cualquier otro pedazo de verde que se puede confundir con el CAMPO. Así, a la vuelta se podrá decir con todas las de la ley, me fui a dar una vuelta por el CAMPO.

De Perogrullo capital, oiga.

Los veranos de la villa

¡Para que luego digan que en Madrid (villa y corte) hace calor en verano! Vean cómo la realidad nos muestra otra cara: los aguerridos turistas aguantando el intenso frío de 173 grados bajo cero, bien cerquita del cero absoluto. Tanto es así que hasta llevan ropas veraniegas…

Se ve que, con la crisis, no da para reparar el termómetro de este restaurante en el paseo del Prado.

Nombres imaginativos

Ya me han informado de que me traiciona la memoria (bueno, las parejas también) y que el cartel de la entrada anterior no estaba en Menorca sino en Madeira. Y allá se encuentra también la «calle del frigorífico» que hoy ilustra este blog. Está claro que en Funchal sería muy importante la aparición del invento y que lo fue hasta para darle nombre a una calle. En Salamanca también tienen la «calle de la radio» y el «tunel de la televisión». Sin embargo me gusta más la «calle de la afilarmónica Nifu-Nifá» que encontré en Santa Cruz de Tenerife. Arranca sonrisas que se cotizan caras en estos tiempos.

Es también de reconocer que el uso de calles con estos nombres es mejor que andar dedicándoselas a santos, vírgenes, curas y generales, cuando no a dudosos pro-hombres de la patria, cantantes, futbolistas, tonadilleras, toreros o «Mariquelos».

Mundo absurdo

Inauguro una nueva serie de comentarios, esta vez «mundo absurdo».  Y quizá debería llamarse de otro modo porque casi todo lo que aparece en este blog son absurdeces, unas cogidas por ahí y otras pensadas por el Malvado Margarito y un servidor.

Pero vamos al meollo. Vean este indicador de restaurante que fotografié, si la memoria no me falla, en Menorca Madeira. Les juro por San Google que en la dirección en la que apunta el cartel lo único que hay es el mar, idiota, pero el mar. Bueno, al menos en ese momento no había restaurantes flotantes. Y si los hubiese habido no se podría haber llegado a ellos de forma sencilla (sí, ya sé que hay gente que se sube y baja por las paredes). En fin, uno más de los ejemplos del mundo absurdo en que vivimos. De esa «España es diferente» de que alguno tanto se ufana.

Apunte posterior: quizá apuntaba a algún barquito que no vemos por encontrarse de crucero en la mar océana entreteniendo jubilados o solteros.