Ese arte de mostrar la parte buena en un anuncio muy bien curradito. Vean, señores lectores y señoras lectoras (en todas sus variantes), lo que captó mi cámara este finde pasado.

Ese arte de mostrar la parte buena en un anuncio muy bien curradito. Vean, señores lectores y señoras lectoras (en todas sus variantes), lo que captó mi cámara este finde pasado.
Esto del «país de romerales» que le gusta mucho decir al Malvado Margarito (Malvargarito en lo sucesivo) era una concepción del Forges (Antonio Fraguas en el Mundo Real). Imágenes como la que ilustra este comentario son las que definen ese incorregible «país de romerales».
Para los amantes de la precisión la imagen está captada en Béjar (Salamanca) y perdonen por la mala calidad de la misma.
Esta seria (¡Pero que cojones!) había sido muy abandonada. Pero eso ya se ha solucionado. Miren que cosa más maja he encontrado en unas pastas que, por cierto, están muy buenas y encima no tienen mierdangas (casi).
El café que me acabo de tomar debe ser alucinógeno. Fíjense que me ha pasado por la cabeza la idea de que igual se cumple la profecía del Malvado Margarito de que este presidente de gobierno será conocido como «Mariano el breve». Y encima, vista la semana que lleva, igual cae el 18 de julio. 😉
Cañas gratis si acontece. Se lo juro por Santa Altavista mártir.
Por si acaso, voy a preparar el comunicado oficial.
Autoexplicativo el título una vez leído este artículo aunque también este otro aporta lo suyo.
<SORNA ON> Sigamos su ejemplo, que a ellos les va bien </OFF>
Lean este artículo en tres minutos, basado en las declaraciones que un tipo hizo a El País y otros medios (ver el artículo). Resumo, después de leerlo:
Un mundo de imbéciles votando a imbéciles, imbéciles votados eligiendo líderes imbéciles, líderes imbéciles explicando sus ignorancias en discursos plagados de anacolutos e imbecilidades. Eso sí, los que controlan a toda esta caterva de imbéciles no tienen ni un pelo de tontos. Ni un solo escrúpulo tampoco.
Actualización de 2025: esta entrada contiene enlaces muertos.
Iba hace unos meses de lo que un amigo (hoy volatilizado en el auto-olvido) llamaba «patrulla marciana», a saber, meterse por caminos desconocidos sin más elemento de orientación que la curiosidad y sin más prisa que la que el gusanillo pudiese marcar. Llegué por una carreterucas a un villorio y, saliendo de él, encontré lo que pensé que se trataba de una broma, un cartel que obligaba a ir a 3. Luego otro, que obligaba a ir a 0 cosa que claramente no respeté.
Tras un ratillo, encontré otro, que me lanzó mis malos pensamientos y/o mi ingenuidad por tierra. Claro.
Añadiré, en aras de la curiosidad ajena, que fue en la provincia de Salamanca. Y si alguien quiere más detalles, que los pida.
Esta foto está hecha hace un par de semanas en la salida de Salamanca hacia Cáceres. No me digan que no es buena, con la que está cayendo y las chorradas que dice Donma.
«Si aquel que dice ser tu mejor amigo te clava un puñal por la espalda, debes desconfiar de su amistad» Les Luthier dixit.
El PP (partido podrido, le dicen por ahí) está más acorralado que un asalariado, pero seguro que el verano y la inveterada actitud de «esconde-la-cabeza-avestruz» harán que se olvide la cosa, que, dicho sea de paso, ha prescrito. Este país es así.
Existe en la actualidad la certeza, por fin, de que hay una estafa social a nivel mundial. Es aquello de que los ricos y poderosos se escaqueen de pagar impuestos mientras al resto de mortales nos fríen a tasas crecientes de todo tipo. No es que no haya pasta o que haya economía sumergida. No. Es que hay economía submarina, la de las grandes empresas y capitales, es una economía que no paga impuestos o lo hace en forma mínima. Lean este artículo sobre «la evasión fiscal» y luego, si quieren sigan pensando que hemos vivido por encima de nuestras posibilidades y que esto se arregla al estilo Donma: callando y subiendo impuestos.