El otro día en Alcorcón (Madrid) encontré este bello ejemplo de cómo queda una fachada tras el paso de las operadoras de telecomunicación. Como ven no se conforman con llenar nuestros teléfonos y buzones de publicidad indeseada, sino que también enmerdan nuestros edificios. En este caso tiene mucho mérito, porque afear una ciudad dormitorio es una tarea casi imposible.
