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Marianadas

Pués parece que finalmente alguién sabe «parece intuir» quien es el desconocido más famoso de la historia reciente de Ejpaña: M.Rajoy.

Y ha sido hoy, en sede parlamentaria, cuando el ex-ministro Jorge Fernández Díaz respondía cosas como estas:

«Si usted me pregunta a mí: «¿Usted quién cree que es M. Rajoy?». Hombre, no hace falta ser doctor en ciencias políticas para…»

«Si la pregunta es: «¿Usted cree que M. Rajoy quiere referirse a Mariano Rajoy?». Hombre, razonablemente pienso eso»

Me quedo con «Hombre, no hace falta ser doctor en ciencias políticas para…»

Fuente de la noticia en el diario Público.

De hombres y ratas

Esta redacción que adjunto fue trabajo del que fueriese (=fuera o fuese) el hermano de este Acechor. A pesar (o ayudados por) los curas salesianos, eran tiempos de familia, de cariño, de inocencia. Luego vinieron otros en los que el darse la importancia de llamarse Ernesto, vivir en el lodazal de Laguna y escribir con letra Verdana dieron al traste con la familia, con el cariño. El tal citado (E.L.V.) que otrora fueriese hermano del Acechor sigue siendo un ingenuo, cándido y fácilmente manipulable. Cosas de la vida, estimados visitantes de estas páginas. No se preocupen que no volveré a cometer la ignominia de aburrirles con cuestiones personales, estando el mundo lleno de estupideces ajenas que echarse al blog.

Socialista cíclico

El que en algún momento de su vida ejerció de socialista de chaqueta de pana, opina ahora sobre la tormenta que nos está empezando a caer.

Según el diario Público, dice el Sr. González:

«Lo único cíclico es la estupidez humana»

Sr. González, no sea usted tímido y dígalo sin miedo: la estupidez humana no es cíclica, es la más grande constante universal. O como dijo aquél:

«Solo hay dos cosas infinitas: el Universo y la estupidez humana, y de una de ellas no estamos seguros»

Para reir o para llorar

Aunque pueda parecer tremendo, en realidad lo es.

Sin embargo, no creo que, a poco que nos pusiéramos, nos costase demasiado rodar un vídeo similar en España. Claro que la diferencia, entre otras, es que los señores del Imperio pueden (hasta ahora) permitirse hacer e invadir casi lo que les de la gana, mientras que nosotros, aquí, no podemos pensar en algo que sea más grande que el islote de Perejil (ver en la wikipedia).

Claro que, ¿que necesidad habría de invadir a nadie? Bueno, salvo a los franceses, que son muy peligrosos. Que me he enterado que «tienen algunos roces con los EEUU«.

La pena es que no invadan la tierra unos alienígenas al estilo de «V» o de «Batalla más allá de las estrellas«.

Visto en Halón Disparado.