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Chapuzas imaginativas

En Italia basta darse una vuelta por cualquier ciudad para ver una colección de chapuzas de lo más variadito. Los italianos son así en su tierra y también donde emigraron, no cito porque no vale la pena, es de dominio público. Las soluciones de este tipo se encuentran tanto en el norte como en el sur (quizá más en el sur) son tan patrimonio nacional como el buen café a buen precio (de esto bien podíamos aprender, ambas cosas) o como el lenguaje gestual.

El ejemplo que les traigo está tomado de Florencia, para que se vea que también en la parte mas europea pasan estas cosas.

¡Instrúyete!

En Nápoles, junto a la calle San Gregorio Armeno, más conocida como la calle de los belenes, concretamente en un callejoncillo, encontré este curioso cartel pegado en la pared. El mensaje es claro: Instrúyete para no terminar como yo, racista. Interesante que haya gentes que no estén interesadas en poner sus nombres, firmas o dibujines. Queda poco personal de este tipo, pero afortunadamente aún hay.

Pa lo que hemos quedao…

Hubo una época en la que poseer un libro era un tesoro. Había gente que los miraba con ahínco sin poder descifrar sus contenidos. Hoy, sin embargo, miren para lo que se usan en algunos casos como el de la foto: ¡para calzar una mesa!

Habrá quien piense que quizá el libro es tan malo o tendencioso que ese es su mejor o casi único destino. Casos hay, sin duda, algunos hasta -dicen- escritos por los dioses cuya función en ese lugar, como sustentación y nivelación, al menos sirven sin incordiar.

La foto fue tomada en Nápoles (Italia), por si la curiosidad les carcome el cerebrillo reblandecido por la ingesta masiva de series.

Preparación para la masa

Hay que estar en guardia y prever las necesidades de la masa que acude a los templos en estas fechas y que consumen cantidades ingentes de agua bendita y, suponemos, otras materias. En Irlanda (y en otros países) han instalado estos tremendos contenedores de agua bendita, con sus grifitos y hasta un cubo para los grandes consumidores. Si es que están en todo… La primera foto es en Irlanda, la segunda en Italia.

En el bosque

En Soriano nel Cimino (no busquen la parodia fácil, porfa), pueblecito del Lacio italiano, cerca de Bomarzo (famoso por el parque de los monstruos y la novela), encontré este cartel en un paseo por el bosque del monte Cimino, cercano al pueblo. Dice:


QUE TIRAS TUS RESIDUOS
EN EL BOSQUE ADEMÁS DE SER UN
IMBÉCIL
ERES 5 VECES GILIPOLLAS
PORQUE
EL PUNTO LIMPIO ES GRATUITO
CON LA RECOGIDA DIFERENCIADA
VAMOS A BUSCÁRTELO A CASA
LOS VOLUMINOSOS, BAJO PEDIDO,
VAMOS A RETIRARLOS A CASA
LA TASA DE RESIDUOS LA PAGAS DE TODOS MODOS
HACES AUMENTAR LA TASA
DE OTROS CIUDADANOS
¡AVERGÜÉNZATE!
LA ADMINISTRACIÓN MUNICIPAL

No me digan que no es triste tener que poner estos carteles para que la gente no tire sus enseres viejos, electrodomésticos, escombros y demás basuras en los bosques. Por desgracia también en nuestros pagos ocurren con demasiada frecuencia estas cosas, pero no he visto aún un cartel tan agresivo salido -sin duda- de algún cabreado y hastiado. En todas partes se cuecen habas, ya ven que no todos los monstruos están en el parque, algunos están sueltos y campando a sus anchas.

Estilo ante todo

Fotografía tomada en Florencia hace ya un tiempito. Vean como la señorita policía cuida no solo de la seguridad ciudadana sino también de la estética propia. La longitud de las uñas no parece que pueda afectar al funcionamiento de la pistola, pero quizá, solo quizá, no sirva de mucho a la hora de empuñar la porra. O sí, a saber.

La policía italiana enseña las uñas

Otra de italianos

Durante unos días/semanas/meses me tendrán que perdonar los lectores por la inasiduidad de las entradas, me temo. Se debe a unos ligeros cambios de vida que me tienen y tendrán ocupado. No dejaré de recopilar material, sin embargo, o de recuperarlo de la olla del olvido, como es el caso que hoy nos ocupa. Es una especialidad de los italianos venderse bien (que heredaron los argentinos). Y el turismo consiste en venderse, tal y como vimos en la entrada del elefante sardo. Hoy pueden apreciar dos fotos de la taquilla y la  consigna de equipajes de Alghero, en el noroeste de Cerdeña. Vean a la usuaria buscando su equipaje, bajo control digital (useasé a dedo) del funcionario de turno, así como el otro usuario (el que firma estas líneas) que contempla, atónito, la imagen y hace la foto para goce y deleite de ustedes.

Italianadas

Si hay una cosa en que los italianos son especialistas (aparte de la pizza, la pasta, las ropitas, los cochazos…) es en venderse. Vender bien, bien. Deberían hacer una facultad para enseñar al resto de los mortales esos que, valiendo mucho, se venden mal (portugueses, polacos, griegos…) Un ejemplo es el que casi puede ser considerado «el monumento» de Cerdeña: el elefante. Ni siquiera es un elefante y ni siquiera es un monumento, es símplemente una formación natural que recuerda a ese bicho (ya casi extinto). Vean la fila de turistas (el imbécil que escribe entre ellos) que se dan cita para hacer una foto (quizá un selfie) con la piedrita de marras. Impresionante (no la piedra, sino el hecho en sí).