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Nombramientos

Esa difícil tarea, dar nombres a las cosas. En algún momento se utilizó el anglicismo «naming» que indudablemente resulta mucho más atractivo que el palurdo «nombrar». Puestos a buscar nombres que sean a la par atractivos, definitorios y originales, las gentes se buscan soluciones de lo más curioso y hasta divertido.

La foto que ilustra el comentario fue tomada en Salamanca en la plaza de Carmelitas hace ya un tiempito largo. Tanto que el negocio no debía funcionar y cerró. El nombrecito «Pan caliente da praça» querría recordarnos el buen pan que se come en Portugal (de ahí lo de «da praça», de la plaza) pero sin caer el poner lo de «pan caliente» el portu, que se dice «Pão quente», término que la mayoría de charros no entenderían. Así que nace así el grifo, sirena, górgona o centauro del «naming».

¡ De tanto intentar ser originales acabamos haciendo unas chorradas!

Todo tiene un precio

Si el algo se ha distinguido la iglesia católica-apostólica-romana (como les gusta autodenominarse) ha sido en la amplitud de sus definiciones. Pensemos, por ejemplo, en la del pecado, en el que se incurre (según nos adoctrinaron) por: pensamiento, palabra, obra y omisión. Useasé, hagas o no hagas, digas o no digas, o, simplemente, pienses. Y si te crees que quedaba algún resquicio, te equivocas, porque para eso está el pecado original ese que por el solo hecho de ser, ya tienes. Hala, chúpate esa.

Pues también resulta ahora que las intenciones tienen su precio. Vean la foto tomada, creo recordar, en Salamanca. Tener intenciones vale pasta, así que mejor no desear, anhelar ni nada. Pero si aún quiere hacerse mejor contactar para ver si nuestras intenciones entran dentro de la norma, no sea que la de «Por los difuntos» vaya a ser desear que alguien doble la servilleta y eso no está bien, no. Y que lo de las intenciones personales puede ser ambiguo (hay vecinitos/as muy apetecibles, loterías muy jugosas…), así que mejor consultar, total por 10 euritos queda la conciencia tranquila de no incurrir en algún oscuro rincón de las asechanzas del maligno.

Eramus pateticus

Ya en el siglo pasado éramos patéticos y, me temo, que esto no ha hecho más que aumentar. Vean la foto tomada en la calle Meléndez (poeta que fue) de Salamanca, donde el bar-cervecería-restaurante Erasmus anuncia a toldo desplegado «Haciendo gordos y borrachos desde el siglo pasado». Esperamos que el creador de la criatura hostelera no haga honor a las confecciones de su engendro.

¡Ah, Salamanca! ¿Dónde quedaron aquellos tiempos en que el conocimiento emanaba de tus piedras doradas?

Igualar a la baja

Hace unos días publiqué un comentario ilustrado con una pintada «feminista extremista» y hoy tengo otra. Si bien aquella estaba hecha en Valladolid, ésta se encuentra en Salamanca, en la calle San Justo o Varillas, no me acuerdo bien. Incita, como la otra, a la violencia, a igualar a la baja con el machismo (violencia, desdén, prepotencia) cuando bajo el humilde punto de vista de este que suscribe es que lo hace falta es educación. Puede que esté equivocado y estoy aún a la espera de que alguien venga y me desburre.

Adivina, adivinanza

Adivine el sagaz lector quién ha tachado la pintada. Ayuda (texto de la pintada): Carlos apuñadalado tras un acto de DN ni olvidamos ni perdonamos (signo nazi tachado). DN es Democracia Nacional, un grupo-partido de extrema derecha, ver entrada en Wikipedia.

Ya sé que últimamente no pongo más que pintadas, pero qué le vamos a hacer, es lo que me encuentro. Por cierto, la pintada citada más arriba está en la calle Gran Capitán de Salamanca.

Marianadas

Hace tiempo que quería escribir esta entrada, pero como las cosas urgentes no nos dejan a menudo hacer las cosas importantes, lo he ido dejando tanto tanto, que el personaje al que se refiere está oliendo flores desde abajo, como dicen los polacos. O criando malvas, en román paladino. O que ha dejado de pagar a hacienda, como en vida seguro que intentó con ahínco. Se trata ni más ni menos que de Mariano. ¿Y qué Mariano, dirán ustedes? Pues el de Salamanca. Y Marianos en Salamanca habrá muchos, pero sólo uno de renombre: Mariano Rodríguez Sánchez, el personaje cuyo ego no cabía en la plaza mayor ni, si me apuran, en la propia ciudad.
Me han dicho que el tal Mariano empezó con una bicicleta en el negocio de la chatarra, no sé si será verdad, ni me he preocupado de investigarlo. También he oído que hizo su fortunilla con el asunto, pero que lo que le proyectó al olimpo de los dioses salmantinos fue primero PAS (Pavimentos Asfálticos Salmantinos, empresa que aún funciona dedicada a la obra pública) y un negocio (¿pelotazo?) inmobiliario que consistió en comprar tierras de labor en los aledaños de la ciudad, que luego serían urbanizadas y convertidas en un PRYCA (hoy Carrefour) y muuuuuuchas casitas que los obreretes compraban.
De tales negocios, dicen, salió muuuuuucho dinerito que servía para otras cosas además de reinventir. Entre ellas para comprar la opinión pública, lo que dió vida al periódico «Tribuna de Salamanca» hoy difunto como su dueño. Y al CBS (Club de Baloncesto Salamanca) y vaya ud. a saber cuántas otras aventuras más. Eran buenas épocas en las que las pesetas corrían a raudales. Con el paso del tiempo, los amigos y los ahorrillos (ahorraba en el chocolate del loro para gastarlo en el mármol del baño) hubo que hacer más y más inversiones y crear más y más empresas. Una de ellas de original nombre «Jamón Salamanca» para diversificar el negocio, a la par que se hacía un ahorro en los ágapes propios. Ya desapareció la tal empresa, y alguna otra de la que ni me han hablado ni me he enterado. El conglomerado productor de tales peculios, engrasadísima máquina de producir billetes, tenía el nombre original donde los haya de Grupo MRS (las iniciales del ególatra). En fin, no se iba a gastar la pasta en un departamento de publicidad, que bastante trabajo había. También se hizo un plan de urbanización de un pueblacho cercano a Salamanca (Villamayor) que incluía un campo de golf (¡cómo no!), chaletitos para los pijos, terreno a mansalva para crecer hasta que se acabase el campo y también, miren, un par de hoteles con los originales nombres de «Doña Brígida» (su madre, un detalle) y «Palacio Príncipe Felipe» (hay que dorar la píldora a la realeza). A tales propiedades se llegaba (se llega aún) a través de la Avenida de Mariano Rodríguez Sánchez. Impresionante ¿no? Pues eso es hasta que vean las fotos de los engendros que las criaturas que para el megalómano trabajaban tuvieron a bien dar vida y forma. Quizá fuese él mismo, ni lo sé ni me importa, como dijo aquél: «por sus obras los conoceréis»).
Vamos con las fotos. En la serie se puede ver:

  • Dos de los cuatro monolitos que rodean el recinto de la feria de muestras de Salamanca, granito puro, unos 60 cm. de base y unos 3 o 4 metros de altura. Hay cuatro y no hace mucho, como atestigua la foto, aún ostentaban las letras de hierro del personaje.
  • La entrada del hotel Doña Brígida que copia y altera la de la universidad de Salamanca, cambiando a los reyes católicos por los padres de la criatura.
  • El cerdo y la cerda de bronce que reciben al visitante, quién sabe con qué intenciones (si declarativas, insultantes, votivas…) Curiosamente se apoyan en ladrillos, como en uno de ellos se aprecia claramente, no sabemos si como guiño o como simpre ejemplo de ñapa albañilera.
  • Una reproducción de «El cielo de Salamanca» que hay en el zaguán principal y que con una claraboya ilumina una lámpara de cristal hortera como el propio conjunto requiere, con sus latinajos al fondo que siempre molan.
  • Una puerta de entrada a uno de los salones, para que vean los remiendos decorativos del hotelito.
  • Un retrato al óleo del ínclito con su imprescindible escudo nobiliario en piedra de Villamayor. Con esos apellidos, no habrá sido fácil sacar la parentela.
  • Una escultura horrorosa hecha en granito (encima durará una eternidad) con unas balas de paja y unas tinas gigantes para completar el conjunto kitsch.
  • El nombre de la avenida cuyo fondo son los terrenos urbanizado y nunca construídos.
  • Y UN ARCO DE TRIUNFO, señores y señoras, que se hizo erigir en su avenida, elaborado en piedra de Villamayor (bueno, forrado en piedra), y que está coronada por una escultura en bronce de un tipo con un mazo y un cincel en trance de talla piedra (suponemos que será una alegoría del cantero y que no será la visión propia que el emprendedor tenía de sí mismo).
  • Uno de los relieves que adornan el arco, que es un trozo de la fachada de la universidad, la de la calaverita con la puta rana.
  • Unas fotos para que vean que la proyectada iluminación del bello conjunto no se llegó a realizar (la burbuja hizo paffff, recordemos).
  • Unas fotos que ilustran que el tal arco de triunfo, al final ha quedado como almacén (quizá definitivo) de restos del mundo de la construcción.
  • Un cartel anunciador del prometedor futuro que nunca llegó.

Bueno, niños y niñas, espero que la lectura les haya sido edificante (juas, juas) agradable y que hayan disfrutado del momento (largo) que les ha llevado. Espero que me iluminen con sus conocimientos sobre el personaje al que, pena, no le dio tiempo a escribir sus memorias en papel, y nos las tuvo que dejar en piedra, bronce y hierro, Mariano cabalga. Para ello nada mejor que dejar sus comentarios en las páginas de este blog. Aunque sean obscenos serán publicados, créanme.

Nota de última hora: No, no tuve el gusto o el disgusto de conocer al señor Mariano, no compré ninguno de los pisos, chaletes o tierras. Vamos que la animadversión que se puede extraer de la lectura por las mentes malpensantes no es otra cosa que admiración, sorpresa y espanto por ver hasta que niveles puede llegar la megalomanía. Sí pude comer alguno de los productos cárnicos de su empresa, por mor de un trueque bastante feo que hizo a alguien cercano «in illo tempore» y que, cosas de los relatos, aparece dos veces en este texto y las dos sin nombre.

Entomofagia charra

El propietario del negocio de regalos (uno de ellos) no debe tener tiempo para quitar los bichos del escaparate. Así, la cucharita posa-cucharas o probadora ha quedado con la inscripción muy ad-hoc a los tiempos futuros: los guisos de mamá acabarán siendo de insectos, como ya los asiáticos practican hace tiempo.

La foto procede de una (quizá la única) lectora de este blog a la que agradecemos la aportación. El negocio para vergüenza nuestra, es de un amigo al que hemos recomendado busque un rato para recolectar la bichería y hacer un guiso con ella, aprovechando la idea.

Curso de grafitero – Lección 1 – Tu nombre

Vale que seas tan burro como para poner tu propio nombre en la pared. Pase mientras que tu nombre sea tan vulgar como tú que has decidido hacerte grafitero. Pero al menos, pedazo de acémila, escríbelo bien, porque no hay cosa que más denote la ignorancia que no saber escribir el propio nombre, querido Miguel.

La foto está hecha en la calle Gómez Arias de Salamanca.

Er júmbol eh lo que importa

Hay gente a la que sólo le saca de casa el fútbol o un pijama de madera. Esos llegan hasta a hacer pintadas, actitud que seguro critican a diario en los otros. Pero París bien vale una misa y si hay que salir a pintar se sale. Esta pintada «HIDALGO TRAIDOR» se refiere a Pepe Hidalgo, famoso-emprendedor-salmantino-dueño-de-air-europa-viajes-halcón-y-no-se-cuantas-cosas-más. Y es que hace dos o tres años hubo unos rifirrafes a cuenta de la afortunadamente desaparecida U.D.S. (Unión Deportitva Salamanca) que terminó con concurso de acreedores (=todos pierden menos el deudor) y la liquidación de la sociedad. Le recusan al tal Hidalgo con la pintada que no pusiese pasta de su bolsillo para salvar al equipo, ya ven, qué traición, cuando una jugada anterior dió con la sede de Viajes Halcón en Mallorca, trasladada por el «traidor» a raíz de un cabreo con la corporación a cuenta del Casino de Salamanca (el de juego). Al menos eso dicen las malas lenguas.

Luego pasó el tiempo, pasó lo de la U.D.S. (de cuya desaparición me alegro inmenso, como me alegraré el día que le quiten la puta rotonda de la Avda. Portugal con Torres Villarroel). Pero la mala fortuna siempre se ceba en la ciudad, y al final hubo unos señores que dedicieron (Hidalgo entre ellos, creo) que se necesitaba un equipo de fútbol, y se creó el Unionistas de Salamanca para escarnio de la gente que apreciamos el silencio y la tranquilidad de vivir sin visitantes futboleros.