Un chiste malo de este pasado y tórrido verano de 2025.
En un control de tráfico:
Señor agente, póngame la multa que quiera pero, por favor, póngala rápido ¡que vengo del súper y llevo congelados!
Un chiste malo de este pasado y tórrido verano de 2025.
En un control de tráfico:
Señor agente, póngame la multa que quiera pero, por favor, póngala rápido ¡que vengo del súper y llevo congelados!
¡Para que luego digan que en Madrid (villa y corte) hace calor en verano! Vean cómo la realidad nos muestra otra cara: los aguerridos turistas aguantando el intenso frío de 173 grados bajo cero, bien cerquita del cero absoluto. Tanto es así que hasta llevan ropas veraniegas…
Se ve que, con la crisis, no da para reparar el termómetro de este restaurante en el paseo del Prado.
Con el Malvado Margarito en tierras lusas y prácticamente desconectado y con El Acechor en otras tareas fotográficas, este tugurio está medio, medio cerrado. Los escasos comentarios que lleguen, tendrán que esperar a ser moderados.
A cascarla…
¡Menos mal! Había llegado a pensar que vivíamos en un mundo de super-seres (hombres, mujeres, niños, adolescentes y peces -en extinción-) que jamás descansaban. Me doy cuenta, sin embargo, que las gentes necesitan descansar hasta de la solidaridad (igual es lo que más agota) y se toma sus merecidas vacaciones. Igual se han ido a ser solidarios a otras partes del planeta o igual es que los pobres no acuden al comedor y, por falta de clientela, se ven obligados al asueto veraniego. Prometo vestirme de paupérrimo (ropa de imitación, coche viejo, sin manicura…) y acercarme a preguntarles si en navidad también cierran y tendré entonces, como otros estúpidos, buenas razones para odiar la navidad igual que odio el estúpido verano.