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Autoexplicativo

Cartel portugués autoexplicativo. No es un insulto, no tiene tintes sexistas. Se trata de un municipio portugués cercano a la frontera salmantina. El indicador de la foto apunta hacia un dolmen visitable que está en el pueblo.

Por cierto, al parecer el nombre (Wikipedia dixit) procede de la derivación del nombre de un árbol de la zona.

Rotonda patrocinada

El sueño húmedo del post-capitalismo, todo rentable, todo publicitado, todo dinerito y más dinerito, llegó ya hace tiempo a Irlanda. Sí, ese país donde las empresas apenas pagan impuestos y los ciudadanos se costean su sanidad. Ese país que tiene muchas cosas positivas y alguna que otra, cómo no, bastante cuestionable.

Ejemplo: el patrocinio de rotondas que da título a esta entrada -sí, como lo oyen- el patrocinio de obras públicas con anuncios que distraerán a los conductores y hará -ya de paso- que aumenten los incidentes de tráfico que darán trabajo a los talleres. Vivir (y viajar) para ver.

Refutaciones varias

No está de mal traer a colación las refutaciones que pasado el tiempo se han ido haciendo en alguna de las laudatorias obras (placas, monumentos, lápidas, esculturas…) que a lo largo del país hay.

Este caso que les traigo (foto hecha en Ávila) ha sido realizado con cemento en el que se ha escrito «FIN DE LA CITA» de un modo bastante tosco.

¿Qué habrá debajo del cemento, queridos niños? Pues transferido el material a los servicios forenses de fotografía de «El estupidiario», podemos descubrir que se trata de una placa recordatoria del golpe de estado de 1936, al parecer. Ahora que se acerca el 20 de noviembre, fecha emblemática de la muerte del dictador F. Franco, no viene mal un refresco de la historia.

Llama la atención que el ayuntamiento de Ávila, que no se distingue precisamente por su izquierdismo, haya dejado semejante afrenta a las tropas golpistas. En fin, igual están cambiando los tiempos por esos lares, lo que no acontece en Salamanca, en la cual siempre hay un tira y afloja entre los que hacen alguna decoración nueva al medallón de Franco que hay en la plaza y el ayuntamiento para impedirlo y/o enmendarlo. Por ahí sí que no cambian las cosas, parece que la ciudad no es muy permeable al conocimiento y reconocimiento a pesar de los casi ochocientos años de universidades.

 

Otra de italianos

Durante unos días/semanas/meses me tendrán que perdonar los lectores por la inasiduidad de las entradas, me temo. Se debe a unos ligeros cambios de vida que me tienen y tendrán ocupado. No dejaré de recopilar material, sin embargo, o de recuperarlo de la olla del olvido, como es el caso que hoy nos ocupa. Es una especialidad de los italianos venderse bien (que heredaron los argentinos). Y el turismo consiste en venderse, tal y como vimos en la entrada del elefante sardo. Hoy pueden apreciar dos fotos de la taquilla y la  consigna de equipajes de Alghero, en el noroeste de Cerdeña. Vean a la usuaria buscando su equipaje, bajo control digital (useasé a dedo) del funcionario de turno, así como el otro usuario (el que firma estas líneas) que contempla, atónito, la imagen y hace la foto para goce y deleite de ustedes.

Tiempos nuevos

Continuando con la entrada de ayer, a ver si nos invaden de una vez los buenos tiempos y celebramos nuevas cosas. Por ejemplo, que pongamos un azulejito celebrando el fin de los privilegios machistas, o el fin de los privilegios monárquicos, o el fin del abandono de personas dependientes, o el inicio de el pensamiento como deporte, o el inicio de las luchas por la igualdad, o el inicio de la paz universal, o el fin del uso de las armas, o el cuarto centenario del último fallecido en una guerra… Y espero que lo hagamos poner por las paredes, como se hace con estas otras cosas tal y como aparece  en la foto hecha en Cuenca, el inicio de las procesiones de viernes santo.

Ya sé que el 28 de diciembre queda lejos, pero déjenme que sueñe con un mundo mejor, sigo siendo un inocente, creyendo en la gente, en el ser humano… pero sólo a ratos. Luego llega el despertar a la realidad, siempre llega.

La crisis de lectura

Para que luego se quejen los editores de este país y digan que la crisis del libro y tal y cual. El problema es el contenido, amiguetes. Si los libros fuesen más amenos, con santos, con fotos, con información útil, se leería más. Vean sino a estas dos señoras amigas y residentes en Cuenca cómo se lo pasan de bien leyendo el panfleto del supermercado. Para ellas no hay e-book ni nada que se le compare.

Negocios sin personal

¿Es posible tener un hotel sin personal, o casi? Si. Vean este ejemplo que encontramos en Madeira hace ya más de tres años. En la recepción se encuentra una lista de la gente que allá ha llegado o llegará, con indicación de la procedencia de su reserva. Luego se sube a la habitación asignada donde la puerta está abierta y se encuentra un papelito con la ¿factura? de la estancia y la indicación de que se dejé allí el dinero, se cierre la habitación y se deje la llave bajo el felpudo. Alucinante.

Les prometo que es la última de portugueses en un tiempo. Pero no me negarán que merecía la pena.

El peligro de la traducción literal

El portugués es una lengua bastante parecida al castellano, pero los falsos amigos siempre están al acecho para hacernos caer en engaños. Talmente como en la vida real, vamos. La foto de hoy es, en realidad, una nueva versión de esta entrada más antigua. No por eso dejo de colocarla. Por si quieren ahorrarse la lectura de la entrada anterior les diré que el nombre del establecimiento se traduce como «bodega villa media» sin tener nada que ver con las aguas menores.

Uno de estos días le pondré la guinda al pastel de cositas encontradas en Portugal, finalizando esta etapa y a la espera de volver al país para cazar alguna nueva.