
Estas cosas se las encuentra uno en Roma cada poco. Vírgencitas, santitos, iglesias (hay casi 1000) y otras manifestaciones de la superstición del pueblo. Actualizadas, eso sí, como esta que tiene una iluminación LED.
Estas cosas se las encuentra uno en Roma cada poco. Vírgencitas, santitos, iglesias (hay casi 1000) y otras manifestaciones de la superstición del pueblo. Actualizadas, eso sí, como esta que tiene una iluminación LED.
O casi. El caso es que tanto en Irlanda como en Portugal (y España, Italia, Polonia…) tienen una cierta fijación (por no llamarlo obsesión) con la virgen de Fátima. Si uno no se sorprende demasiado caminando por ciudades de estos países del sur y encontrar altares con santos y virgencillas (lo de Nápoles es para nota…) sí que puede hacerlo al pasear por zonas irlandesas y encontrarse con semejantes instalaches. Vean estos dos ejemplos tomados de Dublín, por ilustrar el caso.
Con esta frase (cuenta la leyenda) que volvió Fray Luis de León a impartir sus clases en la cátedra de la universidad de Salamanca tras varios años de internamiento en una cárcel por el terrible crimen de traducir al castellano vulgar el «cantar de los cantares». Pues bien, ya que hablamos de una noticia que tiene que ver con la helmántica capital de provincia, pongámosle el nombre a la entrada de hoy.
Se celebra estos días una reunión de vírgenes consagradas y lo hace en Salamanca, ciudad de contrastes, donde lo mismo hay reuniones de vírgenes consagradas que de auto-consagrados a desvirgar lo que se ponga por delante. Quiera Dios o Diosa que se encuentren, lo mismo pasa como con el bosón de Higgs, se genera un agujero negro y nos come a todos por salva sea la parte.
Como me han pillao «en bolas» no tengo imagen alusiva especialmente brillante para colocar en la noticia, asi que queda para otro ratito.